¿De dónde procede y cómo surgió el H. sapiens?
Su predecesor inmediato sería posiblemente el Hombre de neandertal, aunque
actualmente esta hipótesis ha sido totalmente descartada, aunque en
paleontología humana, nada se puede asegurar taxativamente.
La morfología del esqueleto de los
neandertales no es una forma intermedia entre el H. erectus y el hombre
anatómicamente moderno. Algunos caracteres, como la robustez de los
huesos, particularmente acentuada en el torus supraorbital y del occipital,
junto con la elevada capacidad craneana que supera incluso a la media del
Hombre moderno, se ha interpretado como unos indicios de una tendencia
progresiva hacia una especialización muy evolucionada, de la cual es difícil
imaginar que pudieran haber derivado formas óseas más gráciles del Hombre
actual.
Neandertal (izquierda) y Sapiens |
La distancia que nos separa de los neandertales es hasta tres veces
mayor que la que nos separa a cualquier población humana actual de otra, por
muy alejada que nos parezca (por ejemplo, un europeo de un aborigen
australiano). Parece que la tendencia actual pasaría por reconocer a los
neandertales y a los humanos actuales como dos especies diferentes, es decir,
que la terminología correcta para definir estos fósiles sería Homo
neanderthalensis.
Parece razonable admitir que mientras que los
neandertales se estaban extinguiendo en Europa, apareció en otro lugar una
nueva población, dotada de una mayor fecundidad y superioridad técnica que
habría sobrevivido a aquellos, sin duda después de un largo período de
coexistencia y posible hibridación.
Estudios genéticos en la estructura del ADN
mitocondrial de un neandertal muestra que estos tenían grandes diferencias
genéticas con los Hombres modernos, que son la consecuencia directa de una
evolución independiente durante al menos medio millón de años. Así pues, los
neandertales no han contribuido genéticamente a la humanidad moderna.
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